Si hace mas de 10 años, hubieseis atravesado el Arno por el Puente Vecchio, para dirigiros caminando a San Miniato y desde alli contemplar una maravillosa panorámica de la ciudad de Florencia, hubieseis encontrado, pasado los Jardines de Boboli, en la via de Nicolas Maquiavelo una ladera toda tapizada de iris germánica de un intenso color morado. Entre ellos habia un rizoma a medio enterrar que paso de mi mano a mi mochila.
De vuelta de las vacaciones y sembrado en tierras malageñas, estuvo un par de años vegetando, parecia que no queria echar raices. como si añorara su querida Toscana.
Pasado el estres del secuestro y acostumbrado a su nuevo lugar, el pequeño rizoma empezo a crecer y a multiplicarse formando dos hermosos macizos que embellecen desde entonces mi jardin.
Lo mismo le había ocurrido algunos años antes a otro iris, este de un hermoso color azul.
Crecia hace 16 años a las puertas de un pequeño cementerio de una pequeña aldea asturiana e igualmente paso de vivir en el norte de España a vivir en el sur, pero acompañando esta vez a los vivos.
No los cuido especialmente, son bastante duros, aguantan el calor del verano de Malaga sin sufrir daño. Florecen cuando les parece a lo largo del año, pero es mas abundante la floración de la primavera, como les ocurre ahora después de las lluvias.
Las siguientes fotos son de variedades compradas por rizomas.
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